“Me piden tapas diferentes para poder vender”

Alejandro Ros, uno de los diseñadores más codiciados, y cómo es el proceso de elaboración de una tapa rockera.


Alejandro Ros es el responsable de diseñar los envases de los discos más importantes del Pop y el Rock Nacional. Su estilo erótico, humorístico y minimalista puede verse en álbumes de Luis Alberto Spinetta, Soda Stereo, Babasónicos, Divididos y Bersuit, entre otros.

¿Cómo fue tu primer vínculo con el arte?

Mi familia influyó bastante, ya que mi madre era directora de una escuela de danzas en Tucumán. Ella me llevó a estudiar cello, a una escuelita de pintura y después a un colegio humanista y, por supuesto, nos llevaba a ver piezas de ballet como “El Cascanueces” o “El Lago de los Cisnes”.

¿Cuanto influyó en tu vida y obra la llegada a Buenos Aires en los ‘80s?

Mucho. Fueron años de libertad: under, nuevas músicas, sustancias, after punk, discotecas darks…¡Cemento! Para mí, que llegaba de la provincia, era el paraíso.


¿Cuánto hay en tu trabajo de inspiración y cuánto de estudio académico?

Soy egresado de la UBA y toda la educación que recibí es una estructura sólida sobre la que puedo hacer todas las locuras. Si no hubiera tenido eso, sería muy difícil que haya salido todo lo que hay acá. Hay que tener una educación sólida. La inspiración es el momento en el que se te ocurre la idea, pero lo otro lo necesitás para poder llevarla a cabo. Se te pueden ocurrir millones de locuras, pero si no sabés cómo llevarla a cabo, no existe la idea.

¿Cómo es tu proceso de composición de gráficas de discos?

Hablo mucho con el músico; luego de eso, voy y armo la composición. Dejo descansar la obra y luego regreso a mostrarla. En el caso de que haya dos o más opciones potables para lo que sería la tapa del disco, decido la idea definitiva con el músico y testeándola con mis amigos, a ver cómo reaccionan y qué eligen. Mi modo de trabajo es a dos manos y dos cerebros. Es un trabajo junto a los músicos. Casi siempre, cuanta mayor afinidad haya con el músico, se dan mejores resultados finales. En el caso de aquellos discos en los cuales trabajo sobre dibujos o fotografías de otros artistas, hago casi el trabajo de un curador: selecciono y reencuadro el material visual.

¿Qué tiene que pasarte internamente para que consideres terminada una obra?

Cuando sonrío solo; ahí es que me convence una obra y la doy por finalizada.
Luego, cuando veo por ejemplo en el tren a una persona con una remera con algún logo o una imagen que diseñé, me doy cuenta de la importancia de mi obra en el inconsciente colectivo del rock. Esa situación me produce instantáneamente la sensación de complicidad con esa persona.

¿Considerás que has marcado un estilo en la forma de hacer tapas de discos?

Yo no sigo un estilo. Trato de no tenerlo. El estilo es el de la banda o el solista.


En una entrevista, contaste que la tapa de “Miami” de Babasónicos se te ocurrió mientras bailabas en una discoteca, ¿con frecuencia te pasa eso de que te aborda una idea en cualquier situación?

Sí, casi siempre es así. Un asalto.

¿Creés que en ellos has marcado una nueva estética con tu trabajo?

No, no creo que yo le haya dado una estética nueva a Babasónicos. Ellos ya tienen bastante imaginería. Lo mío simplemente es una pieza más en todo ese universo. Tampoco es que yo elijo los trabajos, sino que me los encargan los músicos. Por eso, no parto de un fanatismo musical para la elección de mis trabajos.

¿Hasta donde llega tu apertura musical para el diseño? ¿Hay algún artista con el cual no llegarías a trabajar por esta cuestión?

A veces me llaman artistas que no me mueven mucho. Por ahí, no es necesario que me guste tanto la música sino más bien la actitud que tiene el músico frente a lo que hace y alguna punta por la que sienta que pueda hacer algo interesante. Me pasó de encontrarme con músicos con los que no encuentro mucha conexión. Es muy raro encontrarme con alguien con quien no tengo onda, pero pasó. Me tiene que transmitir algo la obra o la persona. Por ejemplo, el trabajo con Pablo Lescano (Damas Gratis) estuvo muy bien; la pasé genial.

¿Cuánto influye la computadora en tu obra? ¿Cuáles son los pros y los contras de la computadora como herramienta?

Me sirve principalmente para que quede todo más prolijo y además me resulta más fácil ver diferentes opciones, pero trato que no se vea que la usé en el proceso.


Luego del proceso bidimensional de la imagen, ¿cómo surgen los distintos materiales, objetos y texturas táctiles que finalmente componen la gráfica?

Voy teniendo diferentes ideas sobre los materiales y sus diversos usos. Después, existe mucho dialogo con la imprenta. Hoy los sellos discográficos ya no ven como algo extraño mi trabajo; ahora me piden que mis tapas se diferencien del resto, para poder vender algo. De todos modos, a partir de la piratería y los nuevos formatos de audio, creo que el futuro del disco físico es tan negro como un vinilo. Ya los jóvenes no compran discos; es sólo un fetiche para los adultos.

¿Y a nivel de influencias? Se puede ver algo del “Álbum blanco” de los Beatles y de la obra de Juan Gatti (quien realizó tapas de discos de Pescado Rabioso, La Máquina de Hacer Pájaros, Invisible y Moris).

Si, todas esas cosas me influyen. El cine me influye mucho. Me influye el estar vivo, salir a la calle. Me gusta viajar y ver todo.

¿Qué referentes tenés en el diseño gráfico?

En diseño gráfico no tengo ninguno. No estoy tan cerca de eso sino más de la música y del cine. También me gusta mucho David Lynch, un director muy visual. Sin embargo, aunque he probado con hacer videoclips, no me salen bien. Ya la pintura y la escultura en general no me gustan; la escultura además ocupa mucho espacio.


¿Con qué artista de afuera te gustaría trabajar?

Realmente mucho no me interesa. De todos modos, trabajé con Julieta Venegas y después, sí me gustaría trabajar con Madonna.

¿Notás la conjugación de distintas referencias en tus obras?

Sí, en tapas como “Baldíos lunares” de Juanse o “A propósito” de Babasónicos, busco una complicidad voyeurista con el público. También en varias tapas hay una cuestión humorística, aunque no todas las tapas tienen humor (como “Amapola del ‘66” de Divididos, “Otra Cosa”, de Julieta Venegas, por ejemplo). También, dependiendo del disco, hay obras que contienen algunos guiños al machismo del rock.

¿Cuál es tu tapa de disco preferida?

La que más me gusta es una de Spiritualized, se llama “Let it Come Down”; pero no sé, tendría que ir a casa y ver todos los discos.

Fuente: Revista Dale
Fotos: Web

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