El líder de Los Gardelitos
repasa su historia dentro de la banda: sus comienzos en la música a los
16 años, lo difícil que fue reemplazar a Korneta y su nuevo rol como
compositor.
“Empezamos tocando en bares en dúo con mi viejo. Era disfrutar de la
música de la manera más pura e inocente, subir al escenario para estar
conectado con algo que está por encima tuyo. Estaba buenísimo y me abrió
un horizonte completamente distinto y mucho más profundo del que te
puede ofrecer la sociedad cuando sos adolescente y te preguntan: ¿Qué
querés hacer cuando seas grande? Sin querer yo estaba haciendo mi
elección”, recuerda Eli Suárez los comienzos de Los Gardelitos. Luego de
tocar durante un año y editar un primer demo, a ese dúo que formaba
junto a su padre, el mítico Korneta, se sumó un baterista que trabajaba
en la rotisería que tenían en La Paternal. En 1996 Bruno, el menor de
los hermanos Suárez, se hizo cargo de los parches y Jorge Rossi, el
único foráneo, ingresó como bajista. El 25 de mayo de ese año, en el
marco del Ciudad Oculta Rock, debuta ese cuarteto, que es la primera
formación oficial que graba los primeros tres discos. “La experiencia se
volvió más intensa con una participación muy activa del público, y ya
estábamos muy decididos a seguir con esto hasta el final”.
Con el grupo establecido, Los Gardeles abandonaron los bares y
alquilaron lugares para organizar sus propias fiestas y recitales. Al
mismo tiempo que comenzaron a tocar gratis, los domingos, en Parque
Centenario sumándose a una movida de bandas en ascenso entre las que se
encontraban Viejas Locas, Callejeros, Villanos y La Mancha de Rolando.
“Cuando empezamos a tocar en Parque Centenario fuimos a buscar a la
gente. Lo tomamos como un ejercicio de curtirnos en el escenario como
banda y que las canciones tomen otro color a partir del contacto con la
gente. Se trataba de historias que eran de la gente porque estaban
tomadas de ahí, pero necesitábamos que volvieran a sus fuentes y que
exista ese ida y vuelta”, sostiene Eli, sentado en un cómodo sillón del
Old Rotten Bar de Ituzaingó. Si bien se puede advertir que no le fascina
dar entrevistas, el cantante y guitarrista se explaya en todas las
respuestas y busca las palabras precisas para expresar cada concepto.
El primer material que edita el cuarteto fue un demo que se conoció
bajo en nombre de “Rock Sudaka”, sin embargo ese no era el título. “La
gente lo tomó como el nombre del demo pero la intención era ponerle la
etiqueta de lo que hacíamos”, comenta el líder del grupo, y explica cómo
surgió el rotulo de Rock Sudaka: “Tiene que ver con distintos términos
que la prensa especializada usaba para definir los estilos de las
bandas, en ese momento era Rock Sónico. Entonces nos pareció ridículo y
dijimos: ‘Vamos a inventarnos nuestra propia etiqueta’. A la vez, en
forma seria, tratamos de definir una identidad, contar qué es lo que ves
con respecto a los tiempos que corren desde esta esquina del mundo que
es América del Sur. Eso, a nivel estético, podía abarcar distintos
géneros y subgéneros como una chacarera o un reggae”
Luego de publicar “Gardeliando” (1998) y “Fiesta Sudaka” (1999), el
ingreso de Martín Ale (bajo) y Horacio Ale (batería) produjo nuevos
cambios en la formación. Y a poco de editar el álbum “En tierra de
sueños (Parte 2)”, el grupo sufrió el golpe más duro: el fallecimiento
de su carismático líder, Eduardo Korneta Suárez. Esta difícil situación
planteó una diyuntiva en cuanto a la continuidad de la banda. “No
sabíamos qué íbamos a hacer. Ahí se vio el papel fundamental que jugó (y
sigue jugando) la gente. Hicimos el show que teníamos programado en
Cemento como trío y la gente colmó la capacidad. De forma natural
existió un guiño para que la banda siguiera adelante. Lo que se vivió
esa noche me hizo continuar pero se me cruzaron miles de cosas por la
cabeza, y llega un punto que ya no podes hacer caso a lo que pensas y
haces caso a lo que sentís, que es seguir adelante. La música pasa a ser
tu vida y estar arriba del escenario es más sagrado de lo que era
antes, porque es un lugar para entrar en comunión con la gente que está
ahí esa noche, y también con los que no están. Todo tomó otra
dimensión.”
Resuelta la continuidad de Los Gardelitos, Eli tuvo que hacerse cargo
no sólo del liderazgo del grupo sino también de ponerle su voz a las
canciones de su padre. “Fue como crecer en vivo. Estuve 10 años
haciéndole los coros a mi viejo y el primer show que tuve que cantar
había dos mil personas enfrente. Fue muy fuerte. Aparte la gente estaba
acostumbrada a que durante 10 años estuvo al frente Korneta, que tenía
una presencia enorme en el escenario. Sin ánimo de querer ocupar ese
lugar, tenés que hacerte cargo de la situación casi sin tiempo de
prepararte, porque desde que fallece mi viejo (12 de mayo) hasta el
primer show pasaron 13 días.” La composición fue otra de las
obligaciones que recayeron sobre el primogénito, que de a poco se va
animando: “Siempre estuvo muy claro el rol de cantautor de Korneta,
entonces yo me quedaba tranquilo al saber que lo hacía él. Y de pronto
tomar la responsabilidad de sentarte a hacer las canciones lleva un
tiempo, porque necesitas estar en armonía con la obra que ya esta
plasmada en los discos. La idea es siempre dar lo mejor por eso también
hay mucho respeto, quizás demasiado, que se transforma en un temor. Me
siento seguro con los pasos que voy dando. Son solo dos canciones que
estoy incorporando al repertorio pero por suerte me siento seguro de
esos dos temas.”
De cara al futuro del grupo, ”Puño y letra” es el segundo
tema que compone Eli desde el fallecimiento de Korneta. Esta canción
alberga una conexión con los orígenes de su padre. “Este verano estuve
en Mendoza y me dio una perspectiva sobre lo que quería decir. Me enteré
que el autor de “Zamba de mi esperanza” era de San Martín, el
pueblo donde nació mi viejo, y que Jorge Cafrune fue la inspiración en
su sueño de ser cantor, porque de chico lo vio cantar, quedó alucinado y
quiso pasar a saludarlo. Cuando lo conoció, Cafrune le dio una mano
enorme y cálida. Curiosamente yo guardo el mismo recuerdo de mi papá:
Una mano grande y cálida”, recuerda emocionado Suárez. Otras cuestiones
despertaron el interés de Eli en ese viaje de redención: “Zamba de mi esperanza
estaba prohibida por los militares, no por su contenido explícito sino
por la maquinaria perversa que ejecutaron para que la gente pierda las
esperanzas. Y Cafrune, que le sobraban las pelotas, la cantó en Cosquín,
en 1978, porque su público se la pedía y, al mes, murió en una
situación bastante sospechosa. Esto me pegó mucho por eso la letra dice:
‘No bajamos los brazos por cantar una canción aunque nos rompa en
pedazos’, en el sentido de jugarte la vida por lo que decís. Esto lo
viví junto a mi viejo porque él era así, y siempre despertó mi
admiración en gente como Luca Prodan, Cafrune y Atahualpa Yupanqui, que
también han sido mi inspiración.”
Actualmente la banda se encuentra presentando su DVD en vivo “Cine
Teatro Los Gardelitos”, que fue registrado en el Teatro Flores, en el
cierre de la Gira Oxigenada, con una formación de cuarteto (Eli – voz y
guitarra, Fede Caravatti – guitarra y voz, Diego Rodríguez – bajo, y
Paulo Bellagamba – batería). “Ese show se hizo el 11 de diciembre, el
aniversario del nacimiento de Carlos Gardel, y jugamos un poco con el
nombre del lugar, que antiguamente se conocía como Cine teatro Fénix. Le
pusimos Cine teatro Los Gardelitos porque El Fénix pasamos a ser
nosotros. Es como un renacer para la banda.” Como el material no se
encuentra disponible en disquerías, el grupo esta haciendo un trabajo de
hormiga para acercarlo a cada rincón del país, retomando la propuesta
que habían pergeñado con “Gardeliando”, pero de forma más ambiciosa. “Lo
estamos haciendo llegar a cada provincia de nuestro país en el formato
entrada + DVD. Es una especie de cruzada tratando de continuar con esa
idea que tuvimos cuando sacamos el primer disco: Presentarlo en cada
barrio que se mencionaba en la canción que le daba nombre.” Con el
alejamiento de la segunda guitarra, volvieron al formato de trío bien
rockero y aún no piensan en un nuevo disco de estudio: “La forma de
trabajar es presentar temas nuevos para que se vayan curtiendo al calor
de la gente y descubrir el sonido de este trío arriba de las tablas.
Esas canciones van a marcar una pauta para lo que se viene pero nos
tomaremos nuestro tiempo para terminar de consolidarnos y disfrutar del
momento, de esto que es nuestro sueño de chicos: Dedicarnos a tocar en
una banda de rock.”
Para Agendar:
Los Gardelitos se presentarán el viernes 28 de septiembre en El
Galpón de la Vieja Estación (Facundo Quiroga 1000 – La Rioja), el sábado
29 de septiembre en Club Villa Cubas (Av. Ocampo 640 – Catamarca) y el
domingo 30 de septiembre en Cayococo (Autopista Juan Perón – La Banda,
Santiago del Estero).
Fuente: Julián Gonnella (www.rock.com.ar)
Foto: Web
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