Daniel Melero
es uno de las artistas y productores más autorizados e incisivos al
momento de hablar sobre la cultura musical contemporánea. Desde los
’80s, su irrupción ha sido clave para el acercamiento del pop y el rock
hacia las nuevas estéticas sonoras.
La conversación con Melero abordó distintas aristas: la reciente publicación de su disco “Supernatural”;
la dicotomía entre Los Redondos y Soda Stereo; el rol del público; los
nuevos formatos de reproducción musical; su pasión por Borges y el
surrealismo; y su recuerdo a treinta años de Los Encargados. A
continuación, una entrevista distendida y sin cortes con este paladín de
la vanguardia.
- ¿Cómo fue concebir “Supernatural” en solo tres días?
- Ocurrió naturalmente. No estaba planeado el
terminar de grabar el material en tres días. Lo que sí sabíamos era que
íbamos a ir tres días al estudio. Realmente, no había que hacerlo más
largo. Estaba ocurriendo bien y no había porque entrar en ese tipo de
cosas que son como masturbaciones de seguir metido en el estudio sin
ninguna necesidad ni ningún desarrollo de ideas. Éstas se concretaron
muy rápido y muy bien. Después hubo muchos días de trabajo de casa y vía
internet, entre nosotros, como “completudes”. En tal tema sería bueno
cambiar una guitarra y Tommy grababa otra guitarra en su casa y me la
mandaba por internet. Eso ocurrió, particularmente, en una canción que
se llama “Tantas cosas”. Creo que había encarado mal la canción y la
estaba forzando a que vaya a un lugar que el tema no quería ir y fue
necesario revisar esas ideas.
- ¿Tuviste que elegir entre muchas canciones?
- No, en realidad, descarté una que era nada más que un esbozo, una
idea. El material fue el que se grabó. Inclusive, algún tema duraba
bastante más. “Por el río” era bastante más largo. En vivo suele
alargarse pero en el disco sonaba redundante y no había necesidad de
darle vueltas. Ya tenía una épica que venía de otra canción. Finalmente
quedó más corto. Te soy sincero, me encanta que los discos sean breves.
Como el CD no se da vuelta….hay una actitud con respecto a los vinilos
–más allá de si se escucha bien o se escucha mal-, a un vinilo lo querés
seguir escuchando cuando lo das vuelta. Hay una intencionalidad y hasta
se renueva tu atención. En cambio, en los CD, la atención flaquea y
sigue y sigue. Al ser breve, se produce otra sensación. Además, nos
acostumbramos a tratar a las canciones como si fueran “links”. El skipeo
continuo y como la música termina estando dentro de la computadora,
todo el tratamiento es como si fuera un link. Un disco, al ser breve,
invita mucho a la escucha completa. Da esa sensación. En un momento
pensé en no ponerle “tracks” pero después dije no, era una molestia.
- Además, al tomar las canciones como links, se las descontextualiza de toda una obra que puede llegar a ser conceptual.
- Sí, por ahí sucede que tiene un concepto ya cerrado. Muchas veces,
también, si la música la estás usando para hacer una búsqueda on line y
la tenés de fondo, es interesante como concepto. Me preocupa el “skipeo
continuo”; hace tiempo que no hago eso. Escucho discos completos, sino
no los escucho. Trato de no escuchar discos que no me gusten enteros.
Como oyente, tiendo a que me guste completo el disco; sino, rescato dos o
tres canciones y me quedo con ellas. La gente está almacenando más
tiempo de música que el que va a vivir. La cuestión de tenerlo….un poco
fetichista, de saber que lo tenés pero nunca lo escuchas. Que exista el
CD también esta pensado para una escucha de disco. Me sorprende al día
de hoy que no esté mi disco on line. La gente sabe que estoy a favor de
bajar la música de internet y casi no lo ves posteado. Un poco en You
Tube…
- Que ahí está con la tapa del disco.
- Si, exacto, me extraña un poco, pero bueno.
- A próposito de las canciones como links, recuerdo que en la
presentación del libro de Simon Reynolds en el auditorio de MALBA,
comentaste que había una forma nueva de sonido que se había generado con
la canción comprimida en un MP3, con una cierta “suciedad” que te
interesaba bastante.
- Si, hay algo…inclusive me pasa con la música que no fue diseñada
para eso, al comprimirse se levantan relieves que estaban atrás de las
volumetrías. Entonces los discos empiezan a expresar algo completamente
distinto a lo que la pista quiso decir. Incluso muchos discos mejoran
así. Los discos que uno ama, como los discos de los Beatles, es otra
música la que escucho. Me sorprende que haya gente que pague por
escuchar a los Beatles en MP3. Una música que fue comprimida para que
suene bien en un MP3 de 128 MB, cuando podrían pagar un dólar por uno de
360 o 320 MB. Lo pagan por una pedorrada! Los viejos discos de
“ambient” son sorprendentes con todo esto. “Music for airports” lo
escuchás en MP3 y se escucha algo que a mí me agrada cuando hay un
piano, que son los pedales. Los movimientos estos estaban como
enmascarados pero como ahora los subieron de volumen, lo igualaron a lo
que estaba arriba. También se delatan procedimientos porque podés
escuchar nítidamente que es un loop repetido a cinta porque se mueve
todo. Es una alteración de la música que es valiosa. En la era de la
portabilidad, tenes un aparatito con veinticinco mil millones de
canciones y antes había toda una discoteca. Se pierde una cualidad y se
gana otra. Las necesidades de la industria están recomponiendo los
discos anteriores porque ahora mucha música es ultracomprimida y de tan
comprimida, se termina distorsionando.
-¿Esto se da porqué el público cambió la forma de escuchar música?
- Exacto. Hay una idea del audio ahora que solo la conserva la gente
que escucha música sinfónica, que saben que lo pequeño es pequeño y lo
gigante es gigante. En general, el lenguaje imperante ya desde el disco
es de una altísima compresión. Si mirás las canciones de un CD son una
cosa negra y por ahí, es una balada. Eso lo evité mucho. Lo hice tanto
en este disco como en los que me toca producir. Me interesa que haya
mucho relieve porque es parte de la composición, sobre todo en un disco
como este en el que los temas casi se disuelven en si mismo y vuelvan.
Que se comporten como organismos y no tanto como máquinas.
-Tienen una cadencia especial…
- Sí, viste? Por ejemplo, en “Pequeño Aleph”, si todo sonase fuerte,
perdería su gracia. Lo atractivo que hay es como una perdida del foco y
volver, así la canción se va regenerando otra vez. Esto lo empecé a
trabajar en un viejo disco mío llamado “Rocío”.
-El disco tiene una cierta impronta borgeana, no?
- Si pero fue ocurriendo. No me lo propuse. Digamos que si me tengo
que llevar un libro a una isla desierta, me llevo “Ficciones” y no “El
Aleph”. El tema “Tantas cosas” está basado en un poema de Borges llamado
“Las cosas”. Yo no sabía de qué se trataba la letra. Tenía una cantidad
de versos que los canté aleatoriamente y después fui recomponiendo la
letra de lo grabado en una noche. Me encantaba que fuera algo
disgregado. Me atraía de Borges eso de que las cosas son testigos de
toda nuestra vida. Estás ahí, pensando que estás solo pero están las
cosas, observándote. Me encantó esa idea, aunque no quedó tan impresa en
el disco. Tengo un gran interés en Borges. De chico fui a verlo al
Teatro Coliseo, en el ‘78. Era espectacular. Entraba al escenario y
hablaba sobre la metáfora, tema en el que estaba trabajando. Básicamente
siempre me atrajo…cuando escribió “Ficciones”, la idea del clon que él
manifiesta, que tenía degradaciones –como el MP3, que era una copia y se
degrada- . Mismo, en la era digital tenemos la
degradación….Encontrándome en el presente, me asombró la imaginación
desde el pasado y aquella vez. Cuando hablaba de la metáfora, decía que
el aleteo de una mariposa puede producir una tormenta en otro lado. Este
es un pensamiento absolutamente fractal, un campo que la matemática
rechazaba. Con el tiempo, se que en Pringston, para recibirte de físico,
tenías que leer a Borges. Leer “Ficciones” forma parte de la
bibliografía y te hacen preguntas al respecto.
-Esa fue una de las mayores cualidades de Borges, ya que su obra fue incluyendo distintas aristas…
-…Sí, con un pensamiento abstracto. No soy de leer mucha ficción,
pero sí “Ficciones” y Borges. También a Bioy Casares y he caído en la
sección más baja de la literatura que es leer biografías. Ahora me
compré un libro grande e inmanejable, que es el diario del día por día
que hizo Bioy de sus encuentros y charlas. Siempre empieza con “14.30,
llegó Borges”, jajajjajaa. Me fascina y me gusta mucho el sentido del
humor. La gente piensa que era muy serio y acartonado y era un tipo
lleno de humor. Todos ellos, de ese grupo, con las Ocampo…
-¿Cómo viste el acercamiento de Borges a la música? Tuvo una conocida fricción con Piazzolla…
- Sí, a mi me atrae y también considero a Piazzolla como un modelo
que podía yo asumir. Más allá de tener otra tendencia u otro discurso,
era ese largo plazo que él se fijo. Yo también me fijé en un largo
plazo. Tuve que enfrentar dicotomías parecidas, si lo que hacía yo era
rock o no, y ahí me di cuenta que, aunque no lo logres, cualquier tipo
de intención de innovación acarrea siempre este tipo de cuestiones.
Siempre me gustó la anécdota que contó María Kodama cuando Jagger se le
acercó a Borges, y que a Borges le gustaban los Rolling Stones. Esos,
además, eran los mejores Rolling Stones, los de esa época. Le gustaba
“Satisfaction”. Es como para un programa de Capusotto. Jajajaja.
-Recién decías que fuiste motivo de dicotomías. ¿Sos más nombrado que escuchado?
- Posiblemente, sí. No me ofende tampoco. Me parece interesante. Ser
como una carga conceptual por encima de los sonidos era algo que no me
había propuesto pero es algo que de verdad me interesa. Particularmente,
me interesa a donde me lleva la música en mi vida personal y creo que,
inclusive, si no me escuchás pero más o menos, tenés una idea de mí, a
los dos años, vas a tener una idea errónea! Jajaja. Hay un lugar donde
también, pasa eso, si se trata de un lenguaje más que de la música –y la
música es una consecuencia- es un lenguaje, un discurso que está en
evolución. Me parece, me cuesta hablar de mí y parece que lo hiciera
como en tercera persona….
-Como Borges!
- Sí, no? Jajjajajjajaja. Es probable. Tampoco es que hago una música
difícil de ser escuchada. Simplemente se bombardea con otro tipo de
cosas y otros intereses con los que, además, jamás hubiera podido
cumplir y comulgar porque discrepo casi políticamente como se manejaba
desde el comienzo, la industria discográfica, los productores y en
general, también los músicos.
-¿El rock se volvió conservador?
- Si se volvió conservador, no es rock. Lo que pasa es que usamos las
mismas palabras para cosas distintas muchas veces. Para mí, cuando el
rock es rock, es arte. Después se convierte en géneros de música y eso,
pero el rock en si mismo, es una cultura y no un género…
-O una contracultura….
-…o una cultura transversal….o alternativa….Ahí ya estamos casi en la
teoría de los conjuntos, con los diagramas de Venn y los conjuntos con
sus operaciones, como cuando íbamos a la primaria. Intersección y
eso…pero estoy convencido, que si es conservador no es rock. Ahora que
cosa es no ser conservador es algo que cambia todo el tiempo. No es que
usar un jean roto y romper una guitarra no sea ser “conservador” llegado
el caso…Por ahí, eso es ser conservador justamente! Hay momentos en que
hay situaciones particulares. Hoy estaba mirando videos de una banda
llamada Django Django y me encantó lo “normales” que eran. El look de
ellos era de normalidad extrema. El corte de pelo lo puede tener un
muchacho tímido. Saben una cantidad terrible y lo demuestran cuando
tocan. Esta es una característica de la música del siglo XXI. Hay todo
un recorrido en una sola canción, que está vinculado a ideas posmodernas
pero con un sonido muy interesante. No se porqué pero te estoy hablando
del grupo. Ah! porque ese es un grupo de rock que no es conservador,
que tiene elementos de Hindemith. Otra banda que me parece muy
interesante, que usa elementos que pertenecen a Steve Reich y toda esa
corriente de música, son los Octopus Proyect. Su último disco parece uno
de Steve Reich pero visto por rockeros. Ellos son exóticos y únicos.
Creo que cada banda tiene que ser única. Si ya está inscripta en un
sistema que es un género, que tiene una manera de vestirse, de peinarse y
bueno, de todos esos, habrá uno que es buenísimo. Siempre tuve la
impresión que de las vasijas coyas hubo una que estuvo realmente
buenísima y después dijeron “hay que hacer esto”.
-Ocurre que las tendencias contraculturales son fagocitadas por el mercado y tomadas como un producto…
- La diferencia está inscripta desde el look. Todo es un look y todos
tenemos un look. Todos tenemos una manera de manifestarnos, ya sea con
la ropa, o con lo que sea. Esto, aunado a esa música –que tampoco es una
música que te diría que está conformada por elementos que….¿que cosa
tan innovadora puede haber en la música que sea el sonido o la falta de
sonido..? Entonces, en medio de esa conformación, hay que ser muy
inteligente. Es sorprendente que haya novedades todavía. No como
producto recién lanzado, sino que es algo nuevo. Esta banda no existió
antes. No es un género que existió al igual que Octopus Proyect o
infinidad de otros grupos. La música son doce notas y todavía hay
novedades!!
-¿El público puede condicionar la creatividad o la carrera de un artista?
- Puede…Las relaciones que uno entabla con las personas, sean
públicas o privadas, alteran la manera que uno se comporta, para bien o
para mal. Un artista….bueno, la palabra “artista” también es una palabra
que está muy sobrevalorada. Es como si se fuese artista todo el tiempo.
También hay una diferencia entre expresión y arte. A veces un artista
termina solamente expresando algo y a veces hace una obra, que se puede
considerar artística. El artista tiene que tener una integridad especial
con lo que hace pero esto no quiere decir que por eso, no puede ser
influenciado o condicionado. El problema es qué tipo de público
generaste por el cual te dejas influenciar. Con qué cosas decidiste
negociar para llegar a posiciones en la que sos dependiente de eso. Esto
ocurre con el artista famoso porque a la fama te la dan y también te la
quitan. No te pertenece la fama. La gente es dueña de la fama. Vos
podés tener fama, pero el éxito es personal. Esa diferenciación es muy
importante de tener en cuenta. En mi caso me siento un artista poco
famoso; no muy famoso pero muy exitoso. Prefiero no ceder a ningún lugar
de fama si voy a perder mi éxito. Estaría dispuesto a ser más famoso si
mi éxito se conservara y lo pudiera manejar. Pero dada la fragilidad de
mi estructura personal, tal vez, no lo resistiría físicamente. No digo
que en la parte intelectual no lo pudiera manejar, pero es un trabajo
las 24 hs al día el ser rock star. Y a mi me encanta el ocio! Gran parte
de lo que hago proviene del ser ocioso.
-¡Como un surrealista!
- Claro! Yo no pierdo el tiempo, lo malgasto a mi modo. Para mi sería perder el tiempo el no malgastarlo a mi modo.
-¿Crees que la electrónica ocupa hoy el lugar contracultural
del rock? Reynolds considera, que a diferencia del rock, la electrónica
no tiene una exposición televisiva por su sistema de audio…
- Para mí, electrónica es la música de los años ‘40. Lo que ahora se denomina electrónica…
-Me refería a Can, The Kraftwerk…
-Para mí, Kraftwerk es tecno y es música electrónica. Dentro de lo
electrónico, lo más moderno es el “Circuit bending”, la gente diseñando
sus propios instrumentos, la implementación del arduino. Por ahí pasa la
verdadera electrónica y no por el Kaoss Pad o esos aparatitos que son
muy lindos, gadgets. Estos me parecen condimentos, aditamentos, como
salsas para hacer música. Cuando pienso en electrónica, qué sería lo
actual, el lenguaje es el “Circuit bending” y parece la zona más ajena
de exposición respecto a la música electrónica “establecida” en los `90.
Kraftwerk es un universo aparte. El Kraut Rock tiene infinidad de
grupos en la década del ‘70 donde cada uno es de un modelo único. No hay
ninguna duda que el mejor rock del mundo estaba en Alemania. Nosotros
nos estábamos entreteniendo con Yes y King Crimson o con Bowie – que
sabían perfectamente lo que estaba pasando en Alemania- y Brian Eno, que
sabía que Can era la mejor banda del planeta. Estas bandas alemanas
tenían un look que no caía bien del todo. Ya había venido el glam y
estábamos viendo músicos como caídos de un plato volador hecho por
reyes. En cambio, estos eran como unos hippies tardíos, pelo largo y
sandalias; no gustaba. Nos habían formado un gusto que tuvo orígenes muy
buenos.
-¿Se están cumpliendo treinta años del comienzo de los Encargados, no?
- Si, en el 82, debutamos en B.A.Rock.
-Imagino que te lo habrán preguntado millones de veces, ¿pero cómo recordás ese comienzo?
- No; me lo preguntan poco, salvo en los últimos meses. Nosotros nos
divertimos mucho ese día. Sabíamos que era el único camino. Éramos
controversiales y fuimos más controversiales ese día. Tan
controversiales que con solo vernos, sabían que eso no iba…Vos
imagínate, para que la gente te tire su almuerzo, para que un hippie te
tire su almuerzo, es mucho! Fue muy violento pero fue más violento
cuando tocamos en La Falda. Eso sí que fue violencia pura y ahí hicimos
el show entero.
-Había pocas propuestas en esa dirección….
- Sí, sí pero teníamos un poco de difusión radial. Salí al escenario y
eran cinco mil personas de pie gritando “¡¡Puto, puto!!” y acertaban
con todo lo que tiraban. Todo lo que tiraron, me pegó.
-Hace un par de años, lo vi a Leo García que pasó por lo
mismo cuando tocó antes de Los Ratones Paranoicos y Pappo dentro del
marco de un festival…
- Si, la misma situación. Además, no hay nada más gay que un show de
heavy metal. O sea, cuero, todos sudando juntos, un universo de
cuero….medio sado….
-Como con Depeche Mode.
-Sí, pero en los recitales de Depeche Mode, hay chicas, en los de heavy metal, no! Jajaja.
-¿El público es inimputable?
- Ahí ya entramos en la política más amplia. La falta de educación
lleva a este tipo de situaciones. Educación es que te enseñen a pensar
por vos mismo y no seas una masa. Para mí, miles de personas con una
sola reacción, todas dirigidas e iguales, siempre estarán equivocadas.
-¿Pero esa reacción no está estimulada por los músicos?
- Absolutamente. Los músicos forman parte de esa sociedad sin
educación. No es que hay una distancia en la que el músico es “el”
educado. Somos todos parte de eso. Después, por pequeñas cosas que hacen
que cada uno sea diferente, asumimos distintos intereses en la vida.
Hay gente que asume solo los intereses que en su entorno se supone que
debe asumir.
-Puede ser que la excepción sean Los Redondos, con un público
un tanto ‘turbulento’ y con los músicos sin tanta influencia sobre esas
reacciones del público….
- Si, puede ser que lo decís, pero en general son grupos con
canciones dedicadas a la borrachera. “Voy a cuidar de mi amorcito que
mordió el vidrio por demás otra vez”. Hay una cuestión cultural de estar
en pedo… y el show del rock. Para mí, hay cierto grado de elaboración
del discurso y una fineza en la música con Skay pero igual creo que, por
ejemplo, cuando toqué en BARock, Riff tenía el concepto de las
“brigadas metálicas”. ¡¡Todavía había milicos y ellos hablaban de las
brigadas metálicas!! ¿Que hacen? ¿Secuestran gente? ¿Son parapoliciales?
Los Redondos lograron algo así y también Soda pero no tan bardero. Es
otra clase social aunque no por ser de otra clase social signifique que
haya más educación. Solamente hay otro tipo de sensibilidades. Educación
es poder tener autocrítica y no saberse cual es la capital de
Finlandia, que sería mi modelo a seguir. ¿Qué estudian en Finlandia y
cómo? ¿Cómo es la forma de un aula? Que no exista frente, lo cual es
sensacional ya que implica que no hay que mirar de manera
predeterminada, todo el tiempo, es fundamental para como vas a pensar en
la vida.
-¿A vos te agarró, como le pasa a muchos músicos, el deseo de querer regrabar su obra?
- Grabé “Piano” y me divertí mucho. Lo hicimos en veintidós horas y
media ese disco. Son todas canciones que me encantaba tocar. Una vez
hice otro que acá se llama “M” que se iba a editar en Chile pero después
terminó saliendo acá. Era algo que ni siquiera me lo pregunto. Por
ejemplo, “Silencio” lo vengo escuchando desde que salió y el mismo día
que salió, me di cuenta que no me gustaba la mezcla. Ahora, el disco es
lo que es por esas mezclas que a mi no me gustaron. Ahora ya lo observo
con todos los errores que supe cometer en ese período. Se supone que
éramos una banda de vanguardia y tiene todas las cargas de la época. Con
suerte, el disco era contemporáneo, pegando en el poste. El asunto era
que, como había mucha música retrograda, nosotros quedamos como los
modernos pero no era tan así. Era, más o menos, lo que había que hacer.
Tal vez, en ese error de que no me salió, tiene las diferencias que se
escapan de esa carga histórica.
-El hecho de haber grabado “Supernatural” en tres días y que
el disco sean de poca duración, es como una contracara de aquellos
músicos que tienen estudios en sus casas y no saben cuando dejar de
incorporarle arreglos?
- Puede ser eso, pero también pude grabar en tres días porque estuve
rodeado de los artistas de los que estoy rodeado. No estoy rodeado de
músicos, sino artistas. Entonces es gente con gran capacidad de elaborar
ideas que, en un punto, yo administro, tratando de ser parte de ellos.
En esta interacción se hizo mucho más rápido. En cambio, uno solo, con
su mente… a veces tu mente puede ser tu peor consejero. Acá entran
condicionamientos muy diferentes, gustos distintos que aprenden a
confluir en una cosa nueva. Nosotros no fuimos con el disco sabido al
estudio sino que lo fuimos a construir y los construimos rápido. Es la
fórmula que solo lo pude hacer porque estoy con quien estoy.
-Volviste a sentirte parte de una banda?
- Si, sabés que sí? Desde Los Encargados, es la primera vez que tengo un grupo, en el que componemos todos.
-Esa diferencia se siente en las canciones, sobre todo en relación a discos como “Tecno”…
- Si, pero incluso, si agarrás mis discos más de canciones, son muy
distintos. Se nota que son discos míos pero somos más un grupo de
artistas que utilizamos mi marca. Sería la marca más establecida entre
todos nosotros. De hecho todos tienen proyectos transversales. No
hubiera existido este disco de otra forma. O hubiese sido otro disco. No
son músicos que me acompañan. Diferimos y eso es lo que me atrae y me
interesa mucho.