Claudio “El Tano” Marciello llegó a La Trastienda para presentar oficialmente su tercer disco solista, “Identificado”, editado en 2010.
Al borde de un nuevo día el frío penetraba hasta los huesos. Sin
embargo el local de la calle Balcarce rebozaba de fanáticos que sin
claudicar, a pesar de las desafortunadas circunstancias climáticas, se
plantaban al pie del cañón.
Así fue que pasaditas las 12 de la noche y con un recinto repleto, el
telón se corrió para que un manifiestamente sorprendido Claudio
Marciello abriera la noche de metal con una ideal: ‘Adelante’. “No pensé que vendría tanta gente, esto me emociona mucho”,
explicó inmediatamente después de la firme e interminable ovación. He
allí la razón de su sorpresa. Seguirían tres bien metaleras: ‘Libre de
temor’, ‘Te vi pelear’ y ‘Aunque nos pese el infierno’.
“Voy a decir gracias toda la noche”. Durante toda la velada,
el Tano se ocupó de hacer saber a sus seguidores cuánto valía para él
lo que allí ocurría. Como hombre de pocas palabras, su mejor lenguaje,
el que siente más genuino, es su arte: la música: “Mis letras no tienen mucha poesía, pero dicen lo que siento”.
Agradeció con más música: ‘Banderas Rojas’, ‘Encuentro’, ‘El Pucará’
(primer instrumental de la noche), ‘El show de Nahuel’ – llamada de
atención sobre la venta y privatización de tierras de la Patagonia
argentina -, ‘De noble corazón’ – a aquel sencillo pero sabio y leal
paisano cordobés, Carlitos Chávez -.
Entonces llegó el momento en que Pablo y Melina Marciello (teclados y
batería respectivamente) y el bajista Leandro Radaelli abandonaran la
escena para dejar al co-fundador de Almafuerte a solas con su Godin
electroacústica y unos cientos de fanáticos. Entonces sonaron tres: dos bien argentos, a guitarra pelada, los folclóricos ‘Las junturas’ y
‘Sopla el Pampero’ – clásico de Almafuerte, incluído en Toro y Pampa –, y
un tercero más inusual: el genial rag improvisado de Identificado: ‘Alma de Budín’.
La vuelta eléctrica fue de la mano de una de las composiciones más
preciosas que se hayan escuchado en manos de este gran violero: la
melódica ‘Buena suerte’. Aunque una eventual falla del micrófono hiciese
suponer que la suerte no era tan buena, la gloriosa y sentida sección
instrumental de la canción hizo disipar cualquier duda en pocos
segundos. Desde aquí hasta el final la consigna fue clara: metal pesado.
‘Me fui de viaje’ – que al final reza: “Tranquilo, que hasta el mejor piloto puede pegarse un flor de palo”
-, ‘Querido padre’ – emotivo y fenomenal instrumental -; ‘Rompe
barreras’, sobre tomar y asumir riesgos; ‘Adios Yoli’; ‘Un caso en un
millón’, que recuerda a Franquito, aquel nene de 12 años asesinado de un
balazo en la nuca en un cyber de Moreno; ‘Va benne’ – otro increíble
instrumental -.
El clima era ameno, íntimo, el lugar estaba lleno de amigos. Amigos
que entre tema y tema aprovechaban la confianza para pedir canciones.
Una de las más codiciadas era aquella que en Puesto en Marcha –
primer disco solista del músico – contara con las participaciones
estelares de Chizzo Napoli (La Renga) y Omar Mollo en las voces. Y esa,
‘La Matanza’, ineludible homenaje al Oeste, fue la que inauguró el
último tramo del show, que sería completado por ‘Con valor al
despertar’, ‘Vengo’ y, para terminar, ‘Tenga mano tallador’,
originalmente entonada por el legendario genio de la guitarra blusera y
rockera argentina, Norberto ‘Pappo’ Napolitano, y que en vivo que contó
con sólos de cada uno de los integrantes de la banda.
¡Qué violero! ¡Qué show! El Tano, emocionado, ya no tiene palabras.
Después de 24 canciones que extendieron el show por poco más de 2 hs.,
por esa noche, también se ha quedado sin acordes. Pero en el Oeste una
promesa es un compromiso marcado a fuego, y aun queda algo por decir.
Sin poesía, sin vueltas. Desde el corazón, desde lo más profundo de su
alma, una frase de oro: “Gracias a ustedes, loco. Son una masa”
Fuente: Rock.Com.Ar
Fotos: Rock.Com.Ar
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